14 frases de "Como fuego en el hielo" de Luz Gabás

 


"Como fuego en el hielo" es una novela escrita por la autora española Luz Gabás, más conocida por su primera novela "Palmeras en la nieve". Esta novela ambientada en los complicados años de mediados del siglo XIX, entre guerras y divisiones políticas, nace una historia de amor indestructible, que supera infinidad de tropiezos en su largo camino. 

¿Qué debería venir primero, el amor por alguien o el sueño que busca redimir la historia de tu familia? ¿Se podría vivir solo de amor o el amor no basta para todo? ¿Podría el amor esfumarse a lo largo de los años y enfriase por la distancia?

De esta novela, podríamos llevarnos muchas preguntas profundas y difíciles de responder, pero afortunadamente Attua y Cristela, los protagonistas de la novela, nos ayudan a responderla según como se desenvuelve su historia.

A lo largo de los años y, de las páginas leídas, los personajes van evolucionando y madurando, llegando a cuestionarse cosas cada vez más trascendentales referentes a cómo ven la vida, cómo deberían vivirla, pero sobretodo en cuanto a su ser y anhelos aún no cumplidos. 

A continuación, comparto catorce frases que me gustaron de "Como fuego en el hielo":

  1. "Deseó poder detener sus pensamientos, sobre todo aquellos que irrumpían de forma súbita pero imparable para atormentarla. Se preguntó, como tantas otras veces, si eso le sucedía solo a ella o si alguien como Davina sufría también por culpa de ese interminable monólogo interior, ese enredo de imágenes y asociaciones de ideas, que a ella la agotaba. Quizás más, se dijo, Davina estaba ociosa la mayor parte del día y, por lo que aseveraban las ajada ancianas del lugar, que habían sobrevivido a décadas de escasez por las malas cosechas y las guerras, la ocupación era la única medicina que calmaba la inquietud del ánimo y del pensamiento". Pg. 52-53
  2. "Para mover los negocios hay que tener una fe inquebrantable en nuevas ideas y mucha energía para llevarlas a cabo. ¿Conoces a algo político que tenga? Yo no". Pg. 93
  3. "Le resultaba difícil de comprender cómo surgía el amor, el súbito deseo de unirse a alguien para sentirse completo. Nacías, crecías y vivías años con la única compañía de tu yo interior y, de pronto, eso ya no era suficiente: necesitabas fundirte con otro ser habitado por su propio yo". Pg. 105
  4. "Nunca sabemos por qué o para qué pasan las cosas Attua, pero siempre hay que mirar hacia delante. Los sueños se pueden reconducir. No eres el único al que le toca cambiar de rumbo". Pg. 115
  5. "Los más ricos ya no son solo los grandes propietarios ni los aristócratas, sino los hombres de negocios. Siempre que tengas ganas de trabajar y visión de futuro, sobrevivirás". Pg. 115
  6. "Eran torpes e inexpertos, pero mostraban la misma sabiduría de la tierra que los rodeaba. Florecían a pesar de la oposición del aire. Maduraban a pesar del frío. Aprendían solo por el hecho de estar vivos". Pg. 140
  7. "Y la idea era, en escencia, que la muerte se presentaban en la vida de diferentes maneras -la ausencia significaba muerte; la decrepitud anunciaba muerte; el olvido ensalzaba su triunfo-, pero se proclamaba irrefutable y descaradamente invicta cuando se terminaban los sueños". Pg 229
  8. "Si tan convencido estás de que nada, ni siquiera le paso del tiempo, te proporcionará alivio, mi consejo es que no renuncies a tener una familia. A veces, lo único que tiene sentido es la continuidad de tu propia sangre". Pg. 241
  9. "Había escuchado a alguien decir que la esperanza era todavía más peligrosa que la desesperación, porque se empeñaba en continuar presentan do como alcanzable lo que se deseaba, mientras la cólera, el enojo o el despecho terminaban por morir con el tiempo". Pg. 346-347
  10. "La vida era como la precipitación de la nieve según la estación del año: intensa o tediosa, vertiginosa o pausada, pero nunca sosegada". pg. 367
  11. "La vida era una traición continuada. Cualquier elección de un camino, voluntario o forzada, incluía un rechazo de los otros que se abandonaban. Una vez emprendido el camino, solo quedaba la propia supervivencia". Pg.375
  12. "Y el resentimiento no terminaba con la muerte, sino que pasaba a las siguientes generaciones, como los muebles de una herencia". Pg. 511
  13. "La vida tenía la sorprendente habilidad de repetirse". Pg. 511
  14. "Recordó entonces una frase de su infancia "Casa puesta, muerte a la puerta", repetían las ancianas de Albort. Querían decir que, mientras uno tenía trabajo que hacer, algo por lo que luchar, el mismo esfuerzo lo mantenía vivo. Cuando su faena terminaba, cuando el propósito ya estaba cumplido, solo cabía esperar a que su paso p or el mundo terminara también". Pg. 528

Ana María Bustos

No hay comentarios:

Publicar un comentario