Cierro los ojos y pienso en tortugas. ¿Será porque son capaces de ocultarse dentro de sÃ, cuando lo de afuera no les gusta? ¿Será porque son lentas, pero cada paso que dan, lo dan con una certeza incomparable? O, ¿será simplemente que me siento identificada por la calma que transmiten en todo momento?
Quizás...
Quizás, sea una de estas cosas o todas al tiempo.
Quizás sea porque he creado mi propio caparazón para esconderme cuando el mundo de afuera me desilusiona porque no gira al ritmo que quiero, porque el lugar más seguro se encuentra en la profundidad de lo que soy o simplemente porque lo de afuera me ha dejado ya de importar, ¡que todo rebote contra el caparazón!.
Dentro de este caparazón, encuentro la verdadera calma y las respuestas a todas las preguntas parecen llegar sin obligarlas tampoco a qué se queden como conclusión. Sumida en el silencio profundo de mi interior, me dejo llevar y guiar por las ondas insonoras que se mueven a mi alrededor.