Alguna vez fui una ballena...



Hoy. Parecía lejano pero estaba justo en ese día, en ese momento, que tanto había esperado y que había tardado en llegar.
No conocía a nadie pero al parecer todos me conocían por alguna razón que aún no me explico. Era una tarde oscura que nos invitaba a hacer regresiones en una piscina no muy grande. Habían 2 mujeres alrededor de los 40 años que nos indicaban los pasos para tener una regresión exitosa, yo seguía todos los pasos como los demás que me acompañaban en ese lugar, en esa experiencia.
Negro. Vacío. No pienso. No siento. Recuerdo. Siento. Pienso y me da miedo. Sí ahí estaba yo, metida en el mar, sola, alrededor de muchos animales y con miedo que me pasara algo. Sentí dolor del lado derecho y ví carne, carne blandita y blanca flotando sobre el agua y un tiburón que disfrutaba de su comida. Me levanté asustada, llena de preguntas y vi un delfín nadando felizmente en la piscina, era un hombre que había sido delfín en su vida pasada. La señora que estaba afuera de la piscina, me miraba y por fin me preguntó lo que había visto cuando estuve viviendo la regresión. Le conté y le dije que no estaba segura si había sido un delfín o una ballena, ella me pidió que cerrara los ojos, que me visualizará otra vez en esa vida y visualicé, me sentía en un mar gigante, como una ballena. Al despertar ella me dijo que había sido una ballena que vivía en Brasil.
¿Ballena? ¿Animal? ¿En Brasil? ¿Habría hecho mi regresión como era? ¿Twitter me habría traumatizado? Nunca supe ninguna de las respuestas, lo que sí se es que hay mil cosas que recordar y aún faltan muchas por vivir.

Ana María Bustos

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