En la inmensidad del mar, me pregunto: "¿Quiénes somos? ¿Para dónde vamos?". Ojalá fuera tan fácil como tener una brújula que nos guiara hasta llegar a donde siempre hemos querido desembarcar. Pero, para bien o para mal, la vida no tiene una brújula y mucho menos un localizador satelital que nos guÃe cuando nos creemos perdidos.
En la inmensidad del mar, parece increÃble aquellos que se creen GRANDES, porque al lado del mar se hace más evidente que son seres pequeños, lo que me lleva a pensar que los que se ahogan en grandeza, no son más que miniaturas que desafortunadamente no conocen el mar.
En la inmensidad del mar, mi corazón baila al son de las olas y mi alma navega como embarcación perdida buscando la tierra, desde la belleza de alta mar.
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