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Tenía una corona, pero no era cualquiera.

No sabía cómo había sucedido, pero estaba ahí, frente a quién-sabe-cuántos-mortales más haciendo fila para ser descartada como un desecho cualquiera, de esos ordinarios, que no se pueden reciclar; o para ser elevada como un ser superior, inmune a la peste que estaba envolviendo el mundo. 

Cada paso que daba aumentaba la angustia, la incertidumbre de lo que yo era, o bueno, de lo que estaba “dispuesta” a convertirme. Cada paso eliminaba o empoderaba mi futuro.
Aunque pensándolo bien, ya en este punto no tenía poder de decisión, me tocaba aceptar cualquier orden que me dieran, habíamos perdido todos, el derecho natural de decidir sobre nuestras propias vidas.

Mientras miles de pensamientos, se mezclaban con el latir de la ansiedad que lo nublaba todo, llegó mi turno. 

Una enfermera sacó el termómetro moderno que medía la temperatura a la velocidad de la luz y lo puso sobre mi mano…

Miedo. Ansiedad. Visaje de optimismo.

No le entendí lo que me dijo, pero las indicaciones por señales eran inconfundibles: tenía que pasar al lado de los posibles infectados. Me acababa de convertir en un desecho que aún respiraba y se movía.

Me sentí aislada, enferma, una amenaza. ¿Estaría enferma o era una equivocación? ¿La alta temperatura que había registrado sería por la cantidad de capas de ropa que llevaba encima?

Y…

Empezaron las órdenes:
1.    Siempre estarán vigilados
2.    Para ir al baño, necesitan ir encadenados con otra persona de seguridad.
3.    No pueden hacer actividades como antes. 

(milagro no se nos prohibió respirar)
Estábamos posiblemente infectados por lo que deberíamos apartarnos del mundo sano…y tal vez…morir todos aglomerados y castigados por el mismo virus. 

Tanto que deseé la corona de la victoria en todo lo que hacía, que terminé ganándome una indeseada la del Coronavirus. 

Se sentía como una sentencia de muerte. Sentir toser a alguien cerca de ti, era esperar lo peor, era un juego psicológico dañino y agotador. 

Ir al baño, podría ser la experiencia más inhumana que había vivido en mi vida. Ir acompañado de alguien, que no conoces, que te lleva como un animal sin derecho a la privacidad. ¿Acaso pensaban que nos íbamos a fugar por el inodoro?

mmm…escape, fuga, salida, ¡LIBERTAD! ¿Cómo sería estar libre de nuevo? ¿Estaría loca tan sólo pensar en una posible fuga? ¿Quiénes se atreverían a acompañarme? 

Pasaron los días y, por fin, llegaba el momento de llevar a cabo, el plan que habíamos creado entre Mateo, Lauren y yo: aprovecharíamos la noche para salir de aquel lugar. 
No sabíamos si era solsticio de verano o la ansiedad lo había vuelto más largo, pero el día se sentía eee-ttt-eee-rrr-nnn-ooo. Cada segundo era un milenio.

Cayó el sol, entró la luna a cumplir su turno y nosotros aprovechamos la falta de luz y de movimiento para caminar hacía la salida.

Salimos de nuestro cubículo y todo era extraño. Muy raro que, dentro de ese búnker de tantas reglas y órdenes, no tuviera tanta vigilancia. ¿Nos capturarían?
Estando en un país, donde no puedes escapar a las cámaras y donde la privacidad está revaluada, cualquier cosa podría pasar. 

Pero aún así, muertos de miedo, cruzamos la salida, esa puerta con cerca de metal que nos habían tenido encerrados por tanto tiempo, sin opción a cuestionar nada.

Las preguntas llegaban como un aguacero inesperado: ¿Estaríamos realmente enfermos y estaríamos cometiendo un atentado a la sociedad que estaba saludable? No lo sabíamos, pero tampoco sabíamos si estábamos realmente infectados, todo era una incertidumbre, como la vida misma.
Salimos lo más cauteloso posible. Mirábamos para un lado y para el otro, asegurándonos de no ver a nadie y de no ser vistos. 

La calle estaba oscura y fría. Nos sentíamos extasiados de felicidad, pero también de terror. Caminamos no sé cuántas horas hasta que los pies los dejamos de sentir. 
Caminábamos por una ciudad fantasma, inhabitada, silenciosa, huérfana de calor humano, ¿se habían ido todos?

Las preguntas invadían nuestras cabezas, pero el cansacio era tan grande que las palabras quedaban privadas de libertad. 
Por fin, decidimos dormir lo que quedaba de la noche en una casa que estaba justo al lado de un mini-mercado; sería bueno descansar para pensar bien cómo íbamos a seguir, a dónde iríamos. 

Aunque estábamos aparentemente libres, la libertad que vivíamos no se saboreaba como la habíamos vivido antes. Para mi, sabía a mango biche con sal, caminando por la playa de Santa Marta, dejándome llevar por el ritmo de las olas del mar. La nostalgia me invadió, pero las ganas de volver a sentirme segura, se apoderaron de mi, dándome energía para seguir. 

Lauren y Mateo se habían despertado, un poco confundidos por el cambio de lugar y el cansancio. Nos sentamos un momento en silencio, pensativos y dubitativos: ¿qué deberíamos hacer? No había mayor plan, sino que esperar unas horas más, para entender cómo era el movimiento de la ciudad, estar en un país ajeno lo hacía todo más complicado. 

Esperamos. La ciudad parecía fantasmagórica también de día. Teníamos hambre, pero no queríamos arriesgarnos a salir y quedar expuestos. Empezó a caer el atardecer en la ciudad y nos lanzamos a la calle, decidimos que íbamos a andar como si nada pasara. A la final, nada podría ser peor que estar encerrados sin saber sí estábamos contagiados o no y ser tratados como bacterias. 

Pasamos 2, 3 personas y nadie nos miró con asombro, porque estaban -afortunadamente- absortos en su celular. Logramos llegar a un refugio donde le daban comida gratis a la gente y cama dónde dormir.

Estábamos rodeados de gente que estaban esperando a ser pedidos por sus países para volver a casa. Llegamos al lugar que era. Se sentía paz, tranquilidad, seguridad al saber que íbamos a ser rescatados por nuestros gobiernos. 

Estábamos a punto de dormirnos cuando Lauren soltó una tos seca. 

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Siempre que viajo me gusta comprar libros y especialmente de autores de ese país. Así que estando en España este año, me encontré con una novelista de Barcelona llamada Vanessa Montfort y su último libro: El Sueño de la Crisálida.

Me causó curiosidad desde la portada -tengo que admitirlo- y después de leer un poco sobre el tema que trataba, me terminó convenciendo del todo: una historia sobre evolución personal, teniendo en cuenta que todos tenemos la capacidad de cambiar y de crecer, sólo hay que ser conscientes del cambio que se quiere.

Aquí dejo las 22 frases que me llamaron la atención de la novela:

  1. Pero la primera crisálida también tuvo que soñar sus alas (Pg.12) 
  2. Los indios creen que cada uno tiene un animal en que te conviertes para sobrevivir (Pg.27)  
  3. Confía e invierte también en esto. -Y se toca el pecho-. Puedes estar perdiéndote lo más importante. (Pg.42) 
  4. El infierno es despertarte y que las personas que te rodean te hagan sentir en peligro. (Pg.148) 
  5. Que expresar los sentimientos se percibe como signo de valentía y seguridad en uno mismo. Que ocultarlos señala públicamente una gran debilidad tuya: el miedo. (Pg.167) 
  6. No se puede llevar toda la vida una doble moral. En la vejez sale lo que has reprimido toda una vida. (Pg.187) 
  7. La pobreza es tan fácil de olvidar...(Pg.267) 
  8. La culpa es una bomba atómica. Eso quiero decir. Una onda expansiva que destruye mucho más allá de su objetivo y cuya radioactividad enferma el ecosistema de un ser humano durante demasiado tiempo. (Pg.267) 
  9. Soy consciente de que yo soy parte de esa sociedad cansada. Esa que se cree libre. Esa que baila al son del 'sí se puede' y del 'tengo que poder' hasta que caigamos en la depresión del 'no puedo no poder más'. La obligación del rendir y la culpa si no puedo. (Pg.309) 
  10. ..la sociedad enferma que describe el filósofo. Uno que necesita sobrestímulos para seguir en esa sociedad del dopaje, da igual que sea cocaína que un cóctel de vitaminas y probióticos, la gasolina para que la máquina siga rindiendo, o bien no seguir y caer en la angustia. (Pg.322)
  11. Procastinar es un mal vicio, ese que dices que tienes, pero ¿sabes una cosa? Es peor cuando lo que se pospone es la vida. (Pg.323) 
  12. No quiero ser una de esas que dicen: “Cuando pueda y me jubile, ya haré lo que me gusta”. Quiero ser capaz de disfrutar el presente y de soñar con el futuro, llegue o no llegue. (Pg.323) 
  13. Hay que tener cuidado con lo que designamos como felicidad porque a partir de ese momento vamos a buscarlo como locos. Incluso puedes dedicar tu vida a ello y, un día, si tienes la fortuna de alcanzarla, puedes que llegues a la conclusión de que te hace incluso infeliz. (Pg.324) 
  14. El amor y el silencio purifican el espíritu, como el fuego. (Pg.327) 
  15. Informar de cada episodio cotidiano es pedir el beneplácito del otro sobre nuestra ficción photoshopeada de nuestra existencia. (Pg.331) 
  16. Una mente poco trabajada siempre busca culpables en lo demás. (Pg.334) 
  17. La verdadera vocación se abre paso, como el agua. (Pg.351) 
  18. Cómo odio mis valores, esos que me dejaron indefensa, porque en el fondo no te cabe en la cabeza que puedan existir personas que no los tienen. (Pg.351) 
  19. Y es que vivir aterrorizados por si algo sale mal te convierte en un incapacitado para disfrutar del durante. (Pg.353) 
  20. Saber decir NO llena la vida de vida. (Pg.385)  
  21. A veces no te enamoras solo de la persona sino por el momento en que la encuentras. (Pg.487) 
  22. Un dolor emocional puede herir las neuronas. Está demostrado. Las heridas del corazón existen. Sólo que están en el cerebro. (Pg.525) 


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Viajar siempre suele ser un plan extraordinario, porque empiezas a emocionarte con lo nuevo, con el cambio de ambiente, de clima, de culturas y hasta de sabores. 
Todo es estupendo, hasta que empiezas a estresarte por nimiedades, como por ejemplo, que se te está quedando algo importante, pero bueno, a la final piensas que cualquier cosa que hayas dejado, la puedes conseguir en el destino que visitarás. 

Y en este viaje en particular, todo estaba perfecto: 
1.    Pasajes comprados a buen precio (check)
2.    Hoteles reservados (check)
3.    Lista de restaurantes para conocer (check)
4.    Lista de planes para hacer en la ciudad y alrededores (check)
5.    Visa (check)
6.    Maletas listas (check)

Eran las 6:00 p.m. y nos encontrábamos en el aeropuerto rumbo a Cape Town. Habíamos recién pasado migración y estábamos tomando nuestro último café del día, mientras esperábamos a que saliera el avión. 

De repente, algo nos llamó la atención: los pasajeros del vuelo anterior estaban devolviéndose después de haber abordado, porque algo había pasado con el piloto, o bueno, eso fue lo que escuchamos. Y curiosamente, cuando ves que algo ‘negativo’ le pasa a otro, sientes cierto alivio de pensar que no estás en su lugar y así reaccionamos, como simples humanos, sin saber lo que el destino nos tenía preparado más adelante.  

7:00 p.m. y empezamos a abordar. Pensamos que lo más ‘raro’ del día, le había pasado a los pasajeros del vuelo anterior, pero nuestro viaje empezó a tornarse extraño cuando el capitán, entre risa y chanza, dijo que iba a empezar a re-organizar los puestos. Mi esposo y yo nos miramos con caras extrañadas. 

El avión de por sí, no venía con la separación tradicional de clase ‘turista’ y ‘business’, sino, de sillas grises adelante y vinotinto atrás. El capitán organizó todo, de una manera bastante sexista: mujeres adelante, hombres atrás. 
Pasaron las primeras 2 horas y todo iba relativamente normal, pese a los comentarios fuera de tono del capitán. 

Llegando casi a la tercera hora de vuelo, entramos en una tormenta fuerte. No recuerdo haber visto nunca antes, unas nubes tan grises, tan oscuras y tan bien definidas. Empezó a llover fuerte. El piloto, como un psicópata lleno de adrenalina, se entusiasmó tanto con la tormenta, que empezó a abrir partes del avión para que pudiéramos disfrutar de la tormenta desde adentro. Los hombres parecían eufóricos también con la tormenta y las mujeres sólo volteábamos a mirar con desconcierto la razón por la cuál los hombres la estaban pasando tan bien.

De la nada, el capitán anunció: “¡Qué tormenta tan espectacular! Es hora que saquen sus paraguas para ayudar a mantener la suspensión necesaria del avión”. 

¿Paraguas? ¿Estaba loco? ¿Se iba a caer el avión? ¿Saldríamos volando todos?

Los hombres, que a este punto parecían títeres del capitán, se levantaron de sus asientos, abrieron el escaparate donde estaba el equipaje – que por cierto, quedaba arriba en el techo y no en los lados laterales encima de los asientos – y empezaron a sacar los paraguas. 
Mi esposo no cabía de la felicidad y sacó mi paraguas fucsia, los otros hombres también sacaron sus paraguas, aunque yo sólo tenía ojos para ver todo lo que mi esposo hacía. Lo raro era, que mientras los hombres parecían tener exceso de energía y alegría, nosotras las mujeres, parecíamos estatuas con un cerebro en funcionamiento.

Todo pasó muy rápido, pero lento al mismo tiempo. Es raro de explicar, pero de la nada, tras un anunció del capitán psicópata, los hombres desaparecieron tras un chiflón, que se habría podido llevar a medio avión. Yo estaba en shock. No podía pensar, ni llorar, ni sentir. Parecía como si me hubiese convertido en una estatua en un microsegundo. La imagen de los hombres volando a millón por hora, como palomitas de maíz lanzadas a un tifón, parecía una pesadilla de mal gusto.

El ambiente se inundó de gritos, llanto alborotado, maldiciones hacía el capitán, el co-piloto, la tripulación, la vida, en fin, hacía todo. Y mientras tanto, el capitán sólo se reía.

No sé cuánto tiempo pasó, perdí la noción del tiempo. Íbamos a aterrizar, pero el capitán parecía no tener suficiente de las bromas pesadas y empezó a bajar de altura y anunció: “¿Alguna vez han aterrizado sobre palmeras? Bueno, ésta será su primera vez”.

Volví a sentir algo: miedo. Porque, aunque parte de mi se sentía muerta, siempre el instinto de supervivencia te hace reaccionar, te devuelve -así sea por un segundo- las ganas de vivir y aferrarte a la vida.  Me dio miedo morir de esa forma tan cruel, siendo anunciada tan vilmente por un capitán suicida. 

¿Quién iba a imaginar que nuestro viaje a Cape Town iba a terminar siendo un viaje a la eternidad sin tiquete de regreso? 
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En este libro, que contiene una recopilación de 43 cuentos que Lucia Berlin escribió a lo largo de su vida, podemos apreciar su genialidad a la hora de convertir con facilidad los momentos cotidianos en relatos excepcionales e inolvidables. “Manual Para Mujeres De La Limpieza” es literalmente un manual para conocer la magia de Lucia Berlin, apreciar su trabajo, enamorarse de su forma de ver la vida y de plasmarla en papel.

En los cuentos de Berlin es común encontrarse con frases controversiales escritas de una forma dulce o graciosa, mostrando cierto humor negro. Y es que la vida de Berlin fue como de película, cargada de momentos inesperados, de historias demasiado ‘locas’ o trágicas como para ser verdad, pero como ella misma escribió en “Silencio”: “No me importa contar cosas terribles si consigo hacerlas divertidas” …y no se equivocó, ella logra divertirlo a uno con sus ocurrencias por más trágicas que parezcan. Cada cuento es un viaje a un escenario inesperado y a un final que no esperas ni puedes premeditar, es un boleto a enamorarse de la cotidianidad y entender que ahí es donde radica la belleza de la vida.

De Lucia, me quedo con varios cuentos favoritos y con ganas de volver a releer sus cuentos, sacarle más provecho a cada historia. Uno de mis favoritos, sin duda fue “Manual Para Mujeres de La Limpieza”, “Volver al Hogar” y “Silencio”, pero en realidad disfruté cada uno de sus cuentos y sobretodo donde aparecía el personaje de Sally, quién en cierto sentido representaba a la hermana real de Lucia.

Aquí comparto 24 frases que me gustaron de sus cuentos:

Dolor Fantasma 
  • Se te escapan las mentiras entre los dientes. 
  • Nunca he entendido cómo es posible que tanta gente prácticamente iletrada pueda leer la Biblia con tanto ahínco. Hace falta valor. De la misma manera, me sorprende que las costureras sin estudios del mundo entero se las ingenien para poner una manga y una cremallera. 
Apuntes de la sala de urgencias, 1977
  • Una cosa sé de la muerte. Cuánto mejor es la persona, cuanto más cariñosa, feliz y compresiva, menor es el vacío que deja su muerte. 
  • El miedo, la pobreza, el alcoholismo, la soledad son enfermedades terminales. Urgencias, de hecho. 
Temps Perdu 
  • ¿Y si nuestro cuerpo fuera transparente, como la puerta de una lavadora? Qué prodigio, observarnos por dentro. Los deportistas correrían con más ahínco, bombardeando sangre a toda máquina. Los amantes harían más el amor. ¡Hostia! ¡Mira esa descarga de semen! Las dietas mejorarían: kiwi y fresas, remolacha cocida con crema agria. 
Inmanejable
  • En la profunda noche oscura del alma las licorerías y los bares están cerrados. 

Atracción Sexual 
  • Un principio básico de la seducción, me explicó, es trabajar en solitario. Da igual que la otra mujer sea guapa o fea: simplemente retrasaba y complicaba cualquier operación. 

Penas 
  •  ¿Sabes una cosa que he aprendido en la vida? La mayoría de la gente no se fija en nada, y si se fija, no le importa. 

Triste idiota 
  • La soledad es un concepto anglosajón. En Ciudad de México, si eres el único pasajero en un autobús y alguien sube, no sólo se sentará a tu lado sino que se recostará en ti. 
  • -Me tratan con respeto, ¡como a un hombre! 
  • Recorrimos la calle de arriba abajo, mirando los escaparates de restaurantes estupendos, pero a todos les sacaba alguna pega. Uno era demasiado elegante. Decidí que a partir de entonces diría <> en lugar de <>. ¡Oh, mira, ha llegado mi elegante factura de teléfono! 
Luto
  • La muerte cura, nos dice que perdonemos, nos recuerda que no queremos morir solos. 

Panteón de Dolores 
  • Mamá, tú veías la fealdad y el mal en todas partes, en todo el mundo, en todos los lugares. ¿Estabas loca o eras una visionaria? Qué más da: no soporto la idea de acabar como tú. Me da mucho miedo, estoy perdiendo el sentido de lo que es...precioso, verdadero.
Hasta la vista
  • Por supuesto que aquí también soy yo misma, y tengo una nueva familia, nuevos gatos, nuevas bromas...pero sigo tratando de recordar quién era en inglés. 
Silencio 
  • Exagero mucho, y a menudo mezclo la realidad con la ficción, pero de hecho nunca miento. 
  • No me importa contar cosas terribles si consigo hacerlas divertidas. 

Y llegó el sábado 
  • El dolor es de la conciencia de que la felicidad no durará. 
  • Es cuestión de superar la realidad, de crear nuestra propia verdad. 

Espera un momento
  • El problema es que cuando vuelves a la vida normal, todas las rutinas, las marcas del día a día parecen mentiras sin sentido. Todo es sospechoso, una trampa para adormecernos, para volver a arroparnos en la plácida inexorabilidad del tiempo. 
  • La muerte ronda alrededor mientras esperas a que se haga la noche y luego esperas que se haga la mañana. Cada día te vas despidiendo un poco.
  • Todos tenemos nuestros álbumes de recortes mentales. Planos congelados. Instantáneas de gente a la que amamos en distintos momentos. 
  • Hablar con el gato no es tan rato, pero me siento ridícula, porque el mío está completamente sordo. 
Volver al hogar 
  • ¿Qué más me he perdido? ¿Cuántas veces en mi vida he estado, digámoslo así, en el porche de atrás y no en el delante? ¿Qué me habrían dicho que no alcancé a escuchar? ¿Qué amor pudo haberse dado que no sentí? Son preguntas inútiles. La única razón por la que he vivido tanto tiempo es porque fui soltando lastre del pasado. Cierro la puerta a la pena al pesar al remordimiento.
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Hay días en los que tu energía está tan recargada de cosas positivas, de pensamientos bonitos y de ideas emocionantes, que tu alrededor instantáneamente se convierte en un escenario encantador y alucinante. 
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As a Restaurant Manager you know how Social Media has changed the way people get to know your restaurant, how they behave at the table (photos first, then food) and the way they interact with the brand once they have left. Foodies and non-foodies are constantly posting reviews, photos and snaps about their experience at your restaurant. As a student of the Coursera - Social Media Marketing Specialization at Northwestern University, I have found two interesting articles highlighting the importance of social media for restaurants.

In the article What Restaurants Need To Know About Social Media published on Total Food Service is presented an insightful list of 8 top strategies that the Director of Sales at SocialXpand, Brian Weiss, recommends for organizing social media campaigns in order to be successful in the digital world. One of the keys to have success on social media is to “keep your ‘voice’ appropriate and consistent” and to show great pictures of your food.

Found in Black Tap NYC http://blacktapnyc.com/cookbook/

In the article Restaurant Marketing Secrets: The Shakes that Broke Instagram posted by Reserve in toast website, is revealed the power that social media has and how it can benefit restaurants. Joe Isidori, the owner of Black Tap Craft Burgers & Beer, tells his story on how “food-porn-worthy shots – giant shakes with toppings…” help Isidori’s shakes went viral on Instagram, reaching an average of 1,500 new followers a week!

Based on these two articles and my experience as a social media consultant, here are my three recommendations to consider when deciding to use social media for your restaurant:

1.    Capture their attention: Publish interesting and engaging content and gear it towards certain group, go after them and people will start talking about your restaurant.

2.  Post great pictures: Food photography has the power to work as a recommendation and influences people to take action.

3.    Listen what your clients are saying: In Social Media everyone has a voice and they will tell their audiences about their experience at your restaurant. So, make sure people are happy about what you are offering.

If you follow this three actions it will help you to stand ahead of your competition, while you are enjoying the free exposure, the word of mouth and the social love from costumers visiting your restaurant.


My name is Ana María Bustos and I am currently a student of the Coursera - Social Media Marketing Specialization at Northwestern University. I’m also a Social Media Consultant for restaurants, with 5-year experience in Digital Agencies.  
You can find me at Linkedin or follow me on Twitter: @NanaBustova
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Vamos por el mundo cargando verdades a medias, retazos de noticias, historias que tomamos como ciertas sin saber si son de fantasía. Vamos por el mundo creyéndonos dueños de distintas verdades, justificando los medios para llegar a nuestros caprichos, queriendo ser diferentes sin respetar las diferencias.

Vamos por el mundo creyendo que éste gira alrededor de nosotros porque nos sentimos el centro de todo, ¿pero cómo no creerlo si pareciera imposible ver la vida desde la mirada del otro?. Nuestra subjetividad tiene el poder de nublar la objetividad y camuflarse como una “verdad total”.

¿Qué tal si un día tomáramos la iniciativa de ver la vida a través de los ojos del otro? Ponernos en sus zapatos, vivir el día desde su experiencia de vida, sentir a flor de piel lo que los hace reír o llorar, ocuparse de sus preocupaciones, miedos y sueños. ¿Veríamos el mundo de la misma forma? ¿Seguiríamos caminando el mundo con nuestra vista nublada de subjetividad? ¿Seríamos capaces de sentir compasión por el otro?


Foto vía: pixabay.com 
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En esta entrada al blog, quiero compartir 25 frases que me gustan de 'La Rayuela' y que destacan el toque mágico que envuelve la literatura hecha por Cortázar. 

Rayuela (novela) - Wikipedia, la enciclopedia libre

1. "El tacto que reemplaza las definiciones, el instinto que va más allá de la inteligencia. La vía mágica, la noche oscura del alma" 

2. "Andamos los 3 enredándonos en los tobillos del otro, es incómodo y antiestético" 

3. "Yo no seré lo bastante ciego, querida, pero el nervio óptico me alcanza para ver que vos te vas a arreglar perfectamente sin mi" 

4. "Hacíamos el amor como 2 músicos que se juntaban para tocar sonatas" 

5. "No se acordará nunca de vos, todavía no tiene nada detrás de los ojos. Como los pájaros que comen las migas que uno le tira" 

6. "En realidad después de los 40 años, la verdadera cara la tenemos en la nuca, mirando desesperadamente para atrás". 

7. "La joroba está en que la naturalidad y la realidad se vuelven no se sabe por qué enemigas, hay una hora en que lo natural suena espantosamente falso, en que la realidad de los 20 años se codea con la realidad de los 40 y en cada codo hay una gillete tajeándonos el saco" 

8. "Descubro nuevos mundos simultáneos y ajenos, cada vez sospecho más que estar de acuerdo es la peor de las ilusiones" 

9. "Me apasiona el hoy pero siempre desde el ayer, y es así como a mi edad el pasado se vuelve presente y el presente es un extraño y confuso futuro..." 

10. "Oh mi amor, te extraño, me dolés en la piel, en la garganta, cada vez que respiro es como si el vacío me entrara en el pecho donde ya no estás" 

11. "Entonces hacer el amor era eso, un pez negro pasando y pasando obstinadamente"  

12. "Cada vez iré sintiendo menos y recordando más" 

13. "Ah, dejame entrar, dejame ver algún día cómo ven tus ojos" 

14. "Sólo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito" 

15. "Hay ausencias que representan un verdadero triunfo" 

16. "Como si después de los ríos metafísicos mezclados con algodones sucios, el futuro tuviese alguna importancia" 

17. "La felicidad es solamente de uno y en cambio la desgracia pareciera de todos" 

18. "Entre la Maga y yo crece un cañaveral de palabras, apenas nos separan unas horas y unas cuadras y ya mi pena se llama pena, mi amor se llama mi amor..." 

19. "La repetición al infinito de un ansia de fuga, de atravesar el cristal y entrar en otra cosa" 

20. "Pero el amor también podía ser eso...Qué maravilla estar admirando a los peces en su pecera y de golpe verlos pasar al aire libre, irse como palomas. Una esperanza idiota, claro" 

21. "Todos retrocedemos por miedo de frotarnos la nariz contra algo desagradable. De la nariz como límite del mundo, tema de disertación" 

22. "Era duro renunciar a creer que una flor puede ser hermosa para la nada; era amargo aceptar que se puede bailar en la oscuridad" 

23. "París es una enorme metáfora" 

24. "La vida de los otros, tal como nos llega en la llamada realidad, no es cine sino fotografía, es decir, que no podemos aprehender la acción sino tan sólo sus fragmentos eléctricamente recortados" 

25. "Al final queda un álbum de fotos, de instantes fijos: jamás el devenir realizándose ante nosotros, el paso del ayer al hoy, la primera aguja del olvido en el recuerdo"
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Una conversación ajena se coló por mis oídos. La historia venía de un joven español que se divertía contando anécdotas de amores fracasados a su nueva conquista. Ella, colombiana de pura cepa, escuchaba las historias con atención, un par de preguntas y mucho silencio. 

El joven español, pelirrojo y con una colección amplia de pecas, relataba con gracia lo que había pasado con unos cuantos amores fallidos e intercalaba las historias con experiencias de infancia y adolescencia para dejarse conocer a través de sus vivencias. 

Ella, pelinegra y piel canela, se dejaba seducir por las andanzas de Pedro, porque de cuento en cuento, ya había viajado desde Bogotá hasta Madrid y de vuelta, pasando por Rio de Janeiro. Karen y Pedro disfrutaban del clima bipolar de Bogotá, mientras se conquistaban mutuamente con historias únicas, arreglando relaciones ajenas, criticando patrones de las relaciones amorosas y buscando en el otro, un espacio para meterse de cabeza. Al fin y al cabo, Karen y Pedro eran mortales que buscaban un amor inmortal. 

Era inevitable no escuchar las historias de Pedro porque éstas inundaban el lugar gracias a la chispa que él les impregnaba. Hasta el café tenía oídos y se alimentaba de anécdotas exóticas y de sonrisas que dejaban entrever los 2 protagonistas. Entre una llovizna caprichosa y un sol tímido digno de la capital, Pedro dijo una frase que quedaría inmortalizada en una entrada al blog: “El amor es como fumarse un chocapic: dulce, inesperado e inolvidable”.
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Quiero ir en contra de la corriente como el salmón, que es capaz de nadar durante miles de kilómetros en contra-corriente hasta llegar al río. Quiero quitarle el pico y placa a los sueños para que salgan cuando quieran sin ningún tipo de restricción, porque mejor que se aguanten un trancón a que se pierdan la libertad de salir y de ser. 

Las preguntas existenciales suelen llegar como un cardumen, todas al mismo tiempo, todas en manada, todas apuntando hacia el mismo lado. “¿Quién eres? ¿Por qué estás aquí? ¿Para qué viniste al mundo? ¿Cuáles son tus sueños? ¿Los estás cumpliendo?”…Y siguen cayendo una tras otra en cascada, buscando respuestas concretas. Tu cabeza se envuelve en un torbellino de preguntas y las respuestas parecen jugar a las escondidas, porque difícilmente las encuentras. “¿Dónde están?” te preguntas y nadie responde. Así que llega el miedo con ganas de absorberte hasta el más mínimo pensamiento y decide dejarte la cabeza en blanco y el corazón alborotado. 

-La desconexión entre la mente y el corazón- 

Si los sueños fueron producto de mi imaginación, ¿por qué el miedo tiene más fuerza si ni siquiera lo invité? Quiero asustar a los miedos con sueños más atrevidos para que salgan volando con las mismas ganas con las que llegaron. 

Quiero conservar la capacidad de sorprenderme con lo más básico, con lo más nuevo, con lo más viejo o con lo más cotidiano. Quiero creer en lo imposible como cuando estábamos niños y creíamos en el Ratón Pérez o en las Hadas Madrinas. 

¿Cuánto valen los sueños? ¿Qué precio tienen? No sé. Lo que sí sé con seguridad es que los miedos valen menos y los compramos más.
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Publicista, amante de los libros, el café y los brownies. Escribo siempre que tengo una historia que contar.

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